miércoles, 11 de marzo de 2009

RYSZARD KAPUSCINSKI

HONORIS AL REPORTERO POLACO POR EXCELENCIA

KAPUSCINSKI: “DEBEMOS LUCHAR POR LA CONTAMINACIÓN DE LAS RELACIONES HUMANAS”

El periodista polaco investido doctor “honoris causa” por la Universidad Ramon Llull
El autor de "La jungla polaca" realiza un discurso lleno de emotividad
Ryszard Kapuscinski, observador y cronista de los conflictos en todo el mundo durante más de cuatro décadas, fue nombrado ayer doctor honoris causa por la Universidad Ramon Llull en Barcelona. El periodista y escritor polaco, referente profesional para cualquier reportero del mundo, recibió emocionado el premio ante una auditorio repleto de personalidades de la comunicación.
Kapuscinski centró su discurso en cómo nace, crece y se desarrolla el periodista, repasando a su vez su trayectoria profesional y personal. En su caso, nada es casualidad: “La verdad periodística pasa por la propia consciencia” y como bien dijo, “el periodista o se forma continuamente o se vuelve un estorbo, se vuelve incapaz de entender nada”. Esta es la visión de un periodista que viajó por todo el mundo, saltando de conflicto en conflicto, y escribiendo sobre toda la realidad que nos rodea. Nacido en Pinsk (Polonia), de niño vivió la guerra en primera persona, y su mirada curiosa e inquieta le condujo a lo que es hoy en día: “De joven quería ver cosas, cubrir guerras, descubrirlas. Pero con el tiempo te das cuenta que las guerras siempre son iguales y empiezas a interesarte por sus causas i mecanismos subyacentes.” Prestando especial interés en el contacto con las diversas culturas de un mundo cada vez más complejo, Kapuscinski concluyó diciendo que “el diálogo y el conocimiento del otro son la única posibilidad de vacunarnos frente a la guerra y el dolor” pues como bien dijo “debemos luchar por la contaminación de las relaciones humanas” según él, una de las principales causas de los conflictos en el mundo. Por último, y haciendo honor a su humildad, dijo que “para ser buen periodista primero hay que ser buena persona”, toda una lección que no todo el mundo puede admitir.

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